Hemos considerado oportuno relatar en este espacio, uno de los llamados fenómenos ocultos más conocidos de España y del Mundo que ha dado lugar a una extensa bibliografía. Desde adeptos a la parapsicología se ha considerado este suceso como “sin duda, el fenómeno paranormal más importante de este siglo siglo XX”.
Todo comenzó en el verano de 1971, en el pequeño pueblo de Bélmez de la Moraleda, en Jaén. La casa pertenece a la familia Pereira que observa atónita como una mancha en el suelo de su casa va formándose poco a poco hasta que aparece un rostro humano. A partir de aquí podríamos concluir con que es todo fruto del azar o de la humedad pero las cosas cambian cuando en casa de los Pereira comienzan a formarse caras nuevas.
A partir de aquí la familia notifica al Ayuntamiento el suceso e intentan darle una explicación. Para ello excavan el subsuelo de su casa pero no hallan nada; únicamente huesos. La casa de los Pereira, al parecer, está situada en el emplazamiento de un antiguo cementerio que data del siglo XVIII. Este hecho vino a añadir más misterio a las apariciones de Bélmez.
Poco tiempo después un grupo de reputados parapsicólogos con Germán de Argumosaa la cabeza, decide instalarse en el pueblo jienense e investigar el fenómeno de las caras. El equipo graba varias psicofonías dentro de la casa y obtiene resultados escalofriantes pero no determinantes. Se oyen gritos, quejidos, llantos y algunas de las voces que se escuchan gritan cosas como: “Germán, pica, patio, levanta cemento”. La presencia de los parapsicólogos y las psicofonías aumentan la expectación y el caso de Bélmez aparece en revistas y diarios a nivel nacional.
Con el paso de los años muchos intentaron demostrar la falsedad de las caras, las llamadas teleplastias y el supuesto engaño al que habían sometido a la gente durante tanto tiempo. Para ello se llevaron a cabo investigaciones científicas pormenorizadas pero no se pudo demostrar que hubiese alguna “mano humana” detrás de todo aquello. Algunas de las teorías que tiraban por tierra lo paranormal de los sucesos apuntaban que las caras podían estar hechas a partir de sales de plata, que al reaccionar con la luz, se formaban como un dibujo. Se demostró que esto era imposible. También se demostró que no había cloruro sódico ni hollín ni cualquier otra sustancia en los componentes de los pedazos de suelo en los que aparecían las caras.
Otro de los fenómenos que más ha sorprendido al respecto es que durante un período de tres meses, en los que un notario precintó la vivienda para comprobar la veracidad de los hechos, la casa permaneció cerrada bajo vigilancia y se fotografió el suelo por parcelas. Pasado el tiempo de precinto se abrió de nuevo la casa de los Pereira y la sorpresa del notario fue comprobar que no sólo habían aparecido nuevas caras, sino que las que ya estaban se habían perfilado o movido de sitio.
La propietaria de la casa María Gómez falleció en febrero de 2004. Tras su muerte, Pedro Amorós, presidente de la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP) intentó “descubrir” si habría más teleplastias en la casa en la que ella nació. Así surgieron las nuevas caras de Bélmez. La forma de estas nuevas caras es más vaga, y su identificación como rostros humanos queda más supeditada a la interpretación que en los casos anteriores. De hecho, una de las manchas obtenidas por la SEIP, y que supuestamente representa a un hombre de perfil, tiene una semejanza apabullante con un gato de caricatura.
Varios diarios acusaron al ayuntamiento de la localidad de haber fabricado las caras en esta nueva casa al no conseguir adquirir, para explotarla turísticamente, la casa original de las caras.
La familia de María Gómez también ha sostenido que las caras no son negocio, lo cual resulta opuesto al hecho de que desde el 1 de julio de 2005 se le otorgó la titularidad de la denominación “Las caras de Bélmez” a doña Carmen Gómez Hervás, según consta en la web de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). Curiosamente, se trata de la única marca registrada en esta oficina que incluye el topónimo “Bélmez”.
Los escépticos sostienen que las nuevas caras fueron fabricadas en un momento muy conveniente, y que de hecho fueron “descubiertas” después de que Francisco Máñez le enseñara a Pedro Amorós cómo realzar manchas en el cemento que parecieran rostros humanos. Mañez, parapsicólogo también, le pretendía enseñar a Amorós su teoría de que las caras eran sólo manchas de humedad que la pareidolia hacía reconocer como caras o rostros (la pareidolia es la capacidad humana de reconocer formas en cualquier cosa). A los pocos días, Amorós lanzó la noticia del descubrimiento de las nuevas caras en la casa natal de María Gómez, obtenidas tras someter al suelo a un tratamiento que, en su ingenuidad, el SEIP describe tal y como Máñez describe el suyo.
El ayuntamiento de Bélmez siempre ha rechazado las explicaciones que niegan el origen paranormal de las caras. Sin embargo, en mayo de 2007 el investigador Francisco Máñez y el redactor del diario El Mundo Javier Cavanilles (que había salido airoso de una demanda interpuesta por Amorós por acusarle de haber falsificado las nuevas caras) publicaron el polémico libro “Los caras de Bélmez”. En él demostraron que el caso era un fraude desde el primer día, que las todos los rostros habían sido pintados por (o con la complicidad de) la familia de María y que los principales investigadores del caso habían manipulado los datos para mantener el misterio. Además hicieron públicos los principales documentos del caso (como los informes de CSIC) para probar sus afirmaciones.
En este caso hay dos posicionamientos opuestos muy claros. Por un lado hay investigadores que aseguran que la aparición es un proceso paranormal y por otro lado encontramos a otros investigadores que no dudan en clasificar a las caras de Bélmez como un fraude total.
Hipótesis del origen paranormal
Algunos investigadores sostienen que el origen de las caras está ligado a un antiguo cementerio medieval árabe del siglo XIII (prueba del C14) descubierto en el subsuelo de la cocina de la casa. En excavaciones realizadas hasta una profundidad de 2,8 m poco tiempo después de la primera aparición, se pudo constatar la aparición de restos de huesos humanos. Investigadores de lo paranormal han relacionado las teleplastias con otros fenómenos parapsicológicos, incluyendo psicofonías. En declaraciones personales de Miguel, el hijo de la dueña, y habitante de la misma desde el descubrimiento, éste afirmaba que él mismo participó en las excavaciones efectuadas bajo el hogar de la cocina, encontrando, a casi 3 metros de profundidad, algunos restos de huesos humanos, pero no es la cantidad que algunos han afirmado. Otros aducen que la formación de las caras es un fenómeno ligado a una corriente de agua subterránea que discurre bajo el suelo de la casa, lo cual provoca que la humedad permita fijar las teleplastias de una forma más clara y precisa. El mismo hijo de la dueña ha manifestado en reiteradas ocasiones que dentro de la vivienda no se han producido jamás fenómenos de tipo “poltergeist”.
José Martínez Romero publicó un libro avalando la hipótesis paranormal, donde sostiene que hay un fenómeno de teleplastia detrás de la creación de las caras. En Inglaterra, Andrew MacKenzie, un escritor de lo paranormal, dedicó el primer capítulo del libro “The seen and the unseen” al caso Bélmez. Sin embargo, MacKenzie no hablaba español y durante su estancia en Bélmez careció de traductor; sólo un taxista y el hijo de Martínez Romero le ayudaban con sus escasos conocimientos de inglés.
Hipótesis del fraude
Manuel Martín Serrano impartía cátedra de sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Aunque su laborioso estudio Sociología del milagro12 fue el primer libro que un escéptico ha escrito exclusivamente sobre el caso, no pareció ocurrírsele a Serrano que habría que hacer un examen químico de las imágenes. Ya que las caras de Bélmez existen sobre lechada de cemento, es evidente que la autoridad capacitada para ofrecer un dictamen sobre los cambios moleculares que pueden tener lugar en una masa de hormigón es un técnico en esa materia; o un ilusionista de haber sospechas de fraude. Serrano entrevista a decenas de belmoralences, que nunca menciona por nombre. No obstante, el estudio de Serrano contribuye a explicar la dinámica social de lo que él cree era un timo perpetrado para ganar dinero.
Fuente: http://www.rincondelmisterio.com/las-caras-de-belmez/ Videos: Las caras de Bélmez